EL BONO CULTURAL: ¿Y AHORA QUÉ, SR. MINISTRO?.

(OPINIÓN)
Por Paco March
El 25 de julio de 2022 se puso en marcha el Bono Cultural Joven, una de esas medidas “estrella” del Gobierno que, en ocasiones, acaban “estrellándose”. Se trataba de incentivar el acceso a los –permítaseme el género neutro– nacidos en 2004, es decir quienes cumplía 18 el citado año. 400 euros a gastar durante 12 meses en la industria cultural, del cine a los libros, pasando por museos o videojuegos. Los toros, no.
En la declaración de intenciones que justificaba tal prebenda, el Ministerio de la cosa, con el bailarín Miquel Iceta al frente, se hablaba de “impulso a los jóvenes para descubrir la cultura” . También de “generar hábitos de consumo de productos culturales entre la juventud”, para rematar con la “revitalización del sector cultural”, castigado por la pandemia. Tres puntos en que para Iceta y los suyos nada tiene que rascar la tauromaquia. En resumen, el Ministerio de Cultura negando una actividad cultural que forma parte del mismo.
Desde julio de 2022 (el plazo para solicitarlo acababa el 25 de octubre) han hecho uso del citado Bono alrededor del 50 por ciento del medio millón de quienes tenían acceso a él, y uno de los motivos que se aducen para tal desdén son los trámites burocráticos y fallos tecnológicos. Ante tal éxito (sic) el Gobierno ha decidido abrir una nueva convocatoria, ahora para los nacidos en 2005, y para ello ha dotado con 210 millones la partida correspondiente en los Presupuestos Generales del Estado de 2023, aprobados por las Cortes Generales el pasado noviembre. Se repiten los mismos supuestos, se agilizan los trámites y mejorará la tecnología. O eso dicen.
¿Y los toros?. Ahí está el detalle, que diría Cantinflas. El detalle es que en marzo de 2022 la Fundación Toro de Lidia (FTL) interpuso ante el Tribunal Supremo un recurso que invocaba a la discriminación del sector taurino, como elemento que es de la industria cultural. Entre otros motivos, porque limitaba la libertad de sus destinatarios, los jóvenes, para elegir los toros entre otras actividades culturales. Y la Justicia, vía Tribunal Supremo, acaba de dar la razón a la FTL y sentencia que la tauromaquia debe gozar del mismo trato que el teatro, la música, los libros…
El Alto Tribunal, en su fallo, reitera la naturaleza cultural de la tauromaquia (esa que sectariamente niega el mismísimo Ministerio de Cultura y, con él, sus palmeros de distintas raleas). E incide en que la propia identidad cultural de la tauromaquia y su dimensión histórica y artística no se puede meter en el mismo saco de otras actividades también excluidas del Bono, como la gastronomía, la moda o los deportes. Y lo hace –añade el texto del fallo– :”por falta de justificación de la exclusión del los espectáculos taurinos del ámbito de aplicación del Bono Cultural Joven”.
¿Acatará el Ministerio de Iceta la resolución judicial?. Uno, visto lo visto, no pondría la mano en el fuego. Atado de pies y manos por sus componendas disfrazadas de pactos con, precisamente, los más beligerantes contra la tauromaquia (recuérdese la negativa de la mismísima Ministra de Trabajo a que los profesionales taurinos tuvieran acceso a las ayudas que les correspondían por cese de actividad en el primer año pandémico), desde esa izquierda absolutista y encantada de conocerse a los independentistas y otras especies, le toca mover pieza a Iceta, tan ducho (como en Cataluña hemos podido comprobar a lo largo de sus muchos años en el Parlament ) en el arte de birlibirloque, entendido este no a la bergaminiana manera sino en su acepción académica como arte de prestidigitación “nada por aquí, nada por allá”.
A la espera de acontecimientos, lo cierto es que en las constantes batallas a librar, desde todos los ámbitos, en todas las geografías, la tauromaquia (vía FTL) acaba de apuntarse un triunfo, esperamos que no sólo moral. Brindemos por ello.