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QUE NO SE PIERDA EL LEGADO DE JUSTO ALGABA

(LIBROS)

Por Álvaro Acevedo / Foto: Emilio Méndez

En un céntrico hotel de Madrid se presentó hace unos días la obra «Justo Algaba, Pasado, Presente y Futuro», un recorrido por la trayectoria profesional del famoso sastre de toreros desde sus inicios hasta nuestros días: estilos, evolución, aportaciones, personalidad, vivencias… El libro está editado por el Fomento Cultural de la Tauromaquia Hispanoamericana (FCTH), con Juan Pablo Corona padre e hijo al frente de la institución, y Óscar Ruizesparza como responsable editorial de todas las publicaciones que auspicia la FCTH.

Estuve presente en el acto, conducido con brillantez por el comentarista mexicano Juan Antonio Hernández, y me dejó unas sensaciones bonitas y a la vez tristes: la evidencia del amor a la Fiesta Brava que profesan los mexicanos, y la melancolía de un oficio, el de sastre de toreros, que tiene mucho de arte y de pasión, pero que no encuentra sucesores.

Arropados por toreros americanos y españoles como César Rincón, Zotoluco, Isaac Fonseca, Uceda Leal o Paco Ureña, fueron tomando la palabra los responsables de que este libro de amplio contenido y lujosa edición haya visto la luz. Se habló del vínculo entre España y México a través de la Tauromaquia; del firme apoyo de la familia Corona al mundo del toro a través de iniciativas culturales en general y literarias en particular; de los valores humanos del torero; del arte de vestirlos para el rito; del talento para amoldar cada traje a la personalidad de cada artista…

Y por supuesto se habló de Justo Algaba, modesto y orgulloso a la vez cuando tomó la palabra, feliz porque toda su vida se resume en este tomo hecho con cariño y dedicación: el veneno del toreo cuando era un niño, sus inicios inciertos en esta aventura, su evolución como creador, sus vivencias con los toreros, su consolidación como uno de los grandes sastres de la historia… Y su categoría humana, su voz pausada y franca, ese saber estar siempre en su sitio. Justo, bien nacido, agradeció a la familia Corona el enorme interés que se tomó para que la obra haya visto la luz, el trabajo arduo de Ruizesparza y el apoyo de su familia… Y expresó su preocupación por el futuro de la profesión, porque ni nuevos sastres ni costureras aparecen en el horizonte.

Luego en el almuerzo nos contó que los únicos toreros con los que había conseguido de verdad llegar a diseñar vestidos que se amoldaran perfectamente a sus respectivas personalidades habían sido Luis Francisco Esplá y Morante de la Puebla, «José Antonio en el último año», matizó. Y yo le recordé la frase que me dijo un día en el que me acerqué a su sastrería para que me vistiera de torero: «La confianza, Álvaro, es como un papel en blanco. Cuando se mancha, ya nunca más vuelve a ser blanco».

Que este libro -de venta en la Sastrería Justo Algaba, Librería Rodríguez y en la web https://fcth.mx/ dentro de unos días- como legado de su obra y como incentivo para que el arte de vestir a los toreros tenga unos dignos heredederos que, a día de hoy, no terminan de encontrarse.

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