(OPINIÓN)
Por Paco March
Cuando alrededor todo es ruido (político, mediático, deportivo…) leer es, a veces, árnica para el espíritu. Tal que me acaba de suceder en el AVE de regreso a Barcelona tras viaje relámpago a Madrid y desde el que ya pasada Zaragoza escribo y por obra y gracia de Fernando Savater y la Editorial El Paseíllo, esa aventura/milagro surgida hace apenas tres años de las preclaras mentes tocadas con imprescindibles gramos de locura de dos González, dos: Romero y Viñas. El artefacto en cuestión, “‘Todos mis toros”, recoge la obra taurina del filósofo, ensayista, escritor donostiarra Fernando Savater.
De Savater se puede y hasta diría que, sobre todo en los últimos años, se debe discrepar, algo que por cierto, sarcástico, hedonista y polemista como es, estoy por asegurar que le encanta y motiva, pero resulta difícil negarle su altura intelectual y ética, esa ética que era el título de una de sus obras de culto, ”Ética para Amador”, publicada en 1991 a modo de carta a su hijo adolescente. Una ética que le llevó a desafiar, desde la palabra y la razón, al terrorismo etarra en los años de plomo y desde su propia ciudad, Donosti.
Pero, ya digo, leer a Savater en sus artículos periodísticos relacionados con la tauromaquia, desde el primero, publicado en El País en 1979 bajo el título “La cultura española. Mito o tauromaquia” al último ” Azpeitia en el corazón” del 3 de agosto de este año en The Objective; en su libro “Tauroética y otras pieza sueltas, como el Pregón Taurino de la Feria de Abril de Sevilla 2004, supone un reconfortante placer emocional y un enriquecedor argumentario intelectual.
Todo ello, además, adobado con la brillantez y dominio del idioma, en el que, en este caso, las palabras, desmintiendo al poeta (León Felipe), sí que sirven. Sirven, por ejemplo, para poner frente al espejo “a quienes creen ser ilustrados porque pretenden prohibir todos los placeres que no comparten, como si la inquisición fuera moderna. ¿Por qué no prueban a ilustrarse ocupándose de sus asuntos?”.
Sí, hay que leer a Savater.

















































