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ROMANCE DE NAVIDAD

 

Una tarde de diciembre
antes de mi cumpleaños
quisieron agasajarme
cuatro grandes empresarios

Don Simón el productor
Rafa Garrido el taimado
y los hermanos Matilla,
que es como decir, los Dalton.

Qué cuatro sacamantecas
qué póker de tupamaros
qué cuatro filibusteros
qué cuatro patas pa un banco.

Qué banda de asaltatrenes
vaya cuatro iluminados
recua infame de trileros
en estas manos estamos…

¿Y qué regalo le hicieron
a este cronista vetado
a este juntaletras tieso
a este escribidor malvado?

No me llegó un buen jamón
ni vino tinto del caro
del que cosecha el mejor
que es don Álvaro Palacios.

No recibí invitaciones
para batidas de pájaros
para alguna montería
o algún rececho o aguardo.

El regalo que me hicieron
estos cuatro pajarracos
fue mucho mejor que eso
fue la foto de los cuatro.

Estaban en una mesa
los cuatro prendas sentados
y os juro que parecía
la mesa de un parvulario.

Todo lleno de papeles
de bolígrafos baratos
de cafés y cocacolas
rotuladores y vasos.

El que se cubrió de gloria
vive Dios que fue el fotógrafo
que inmortalizó la imagen
de esta junta de enterados.

Publicada en Instagram
por la tarde el día de autos
la escena no era otra cosa
que el símbolo de un escarnio.

Eran cuatro mercaderes
sin pudor trapicheando
intercambiándose cromos
de toreros en sus manos.

Coque le dice a Simón
ponme los míos que son cuatro
y Simón le dice a Coque
te pago tres por los cuatro.

Aquí cerca de la cámara
García Garrido mirando
con su sonrisa perenne
yo creo que está embalsamado.

Siempre enseñando sus dientes
presto a pegar el bocado
como la hiena insaciable
que caza en Kilimanjaro.

¿Y qué me decís de Toño?
Me tiene ya preocupado
más que la mente pensante
se parece a un rey pasmado.

Apuntaba Simón Casas
el muy muy desahogado
que el próximo San Isidro
se gestaba en aquel cuarto.

Que los primeros toreros
que van a ser contratados
son Castella y Manzanares
por don Toño apoderados.

Se olvida del triunfador
del San Isidro pasado
del triunfador de Pamplona
del triunfador de Bilbao.

De nombre Borja Jiménez
siete años ignorado
por todos estos caciques
que manejan el cotarro.

Se olvida también Simón
y su socio don Nautalio
del dictador de los Andes
del mandamás peruano.

Si yo fuese Roca Rey
le echaba huevos al caso
y después de ver la foto
cambiaba pollos por gallos

y en lugar de rodearme
de compañeros honrados
pero con menos peligro
que comer pescado en blanco,

me dejaba ya de vetos
de cuentos y cayetanos
y me juntaba con Borja
y con Luque mano a mano.

Cómo ha cambiado el toreo…
los empresarios mandando
y las primeras figuras
sin pudor colaborando.

Atrás quedan esos tiempos
por cierto no muy lejanos
que a la mesa de Morante
que fue la de José El Gallo

hocicaban en invierno
poderosos empresarios
para ofrecerle al maestro
fechas, dinero y ganado.

Del despacho con solera
que estaba en Pino Montano
a esta mesita de Ikea…
se pasa degenerando.

Si el futuro del toreo
está en tan mugrientas manos,
ya sólo queda rezar,
¡Dios nos coja confesados!

Ahora ya sin acritud
cercanos a Fin de Año
y ya en plena Navidad
que reine la paz, hermanos.

Con mis mejores deseos
este cuarteto de cuatro
se merece como mucho
carbón de los Reyes Magos.

Álvaro Acevedo

 

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