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FERIA DE SAN MIGUEL: EL ADIÓS DEL LÍDER Y EL EXAMEN PARA LOS QUE SE QUEDAN

(PREVIA FERIA DE SAN MIGUEL)

Por Álvaro Acevedo / Fotos: Arjona-Toromedia

Mañana arranca una Feria de San Miguel con su paso a la Historia asegurado. Se retira El Juli, o pone «fin a una etapa», ha matizado el propio torero, de lo cual se intuye que habrá una segunda parte. Pero ésas son elucubraciones. Se va una gran figura de las que salen pocas, un torero portentoso, un animal competitivo, así que el primero de octubre de 2023 formará ya parte de su biografía y de las efemérides de la Fiesta.

La expectación está absolutamente desbordada para el día señalado mientras la reventa se frota las manos, y hace bien. Hay algo de fetichismo en estas ocasiones, una necesidad enfermiza de decir «yo estuve allí», y de por supuesto demostrarlo con los malditos selfies de rigor. El que quiera exhibirse, que lo pague. Créanme que muchos julistas de toda la vida se quedarán sin entrada, pero de los noveleros que no saben que su segundo apellido es Escobar no faltará ni uno: tienen una habilidad especial para estas cosas.

El Juli es un torero muy serio al que le dan vergüenza todas estas parafernalias. Lo ha dicho hasta la saciedad desde que nos enteramos que se iba. Quiere que cada tarde sea una tarde más, como si no se retirara (perdón, como si no pusiera fin a una etapa) pero eso es un imposible desde que emitió aquel comunicado bien avanzada la temporada. La marcha de un grande siempre es sonada. Por cierto, si la nota de prensa la hubiese escrito él no hubiera tenido más de dos líneas: «Me voy porque es el momento y regresaré cuando vuelva a serlo».

Pero ni Julián podrá abstraerse de una tarde tan especial, con la emoción inevitablemente a flor de piel. La plaza se rendirá a su figura pase lo que pase. Hace diez años muchos decían que era el culpable de los males de la Fiesta y que tenía que irse a su puñetera casa, pero la moda de meterse con El Juli pasó y hace un trienio que su maestría ya casi nadie la discute, al menos de manera pública. Sí, muchos de los que lo despreciaban llevan gimoteando dos meses porque se va, y a los que decimos que ni antes era un demonio ni ahora es un dios nos ponen a parir: antes por una cosa y ahora por la contraria.

Mis respetos a los julistas e incluso a los antijulistas de toda la vida: me gusta la gente con principios.

MORANTE NO DEBIÓ CORTAR EL RABO

Cuando un señor corta un rabo en Sevilla sólo le queda ya dar por acabada la temporada, que en realidad es lo que ha estado haciendo Morante de la Puebla todo el verano, cortando la temporada a tijeretazos.

Pasado San Isidro sin fortuna, una sensación de vacío quedó en el ambiente y yo creo que hasta en el propio torero, sabedor de que ya algo más grande que aquello no podría suceder. Que después del hito de abril ha hecho faenas maravillosas yo no lo discuto, pero Morante llegó a la cima de su año demasiado pronto. Luego, entre lesiones físicas y bajones anímicos ha ido avanzando el tiempo y el mes de septiembre se lo ha pasado recuperándose, a la espera de este final cargadísimo: Sevilla, Madrid, Valencia, Zaragoza…

Los fieles le esperamos ya con la mente limpia, como si el toro de Domingo Hernández no hubiese existido. Además, nos maravilló incluso más con el de Matilla de septiembre, pero lo pinchó. Ahora repite fecha y ganadería. Soñar es gratis.

¿CUÁNDO TOREA JUAN ORTEGA?

Matilla es un fenómeno, hay que reconocerlo: ha colado a sus dos toreros en San Miguel, y lo malo no es que estén Castella y Manzanares, ni tampoco que esté Talavante, otro torero en manos del sistema vía Simón Casas, quiero decir, vía Rafael García Garrido.

No es malo que los hayan contratado porque Castella fue el triunfador de San Isidro dentro de una campaña de tono medio, mejor a partir de mitad de agosto. No es malo porque Manzanares dejó de torear por sus severos problemas de espalda, pero una vez recuperado parece a buen nivel. Y no es malo porque Talavante, si él se lo propone, es mejor torero que el 90 por ciento del escalafón, y esa esperanza siempre la tengo yo latente y mucho más ahora, que su mejor amigo ya no es del Real de Madrid, sino sevillista.

¿Entonces, por qué es malo que comparezcan Castella, Manzanares y Talavante en la Feria de San Miguel? Pues porque muy posiblemente alguno de ellos esté ocupando el puesto del que mejor torea de todo el escalafón, y que se llama Juan Ortega (siempre dejando al margen a Diosmorante y, desde la reciente Feria de Logroño, con el permiso de un señor de La Rioja llamado Diego Urdiales).

Pero sí, no haber contado con Juan Ortega es un atentado al arte de torear. Los que organizan el festival del 15 de octubre han terminado de arreglarlo…

ROCA REY Y DANIEL LUQUE, CON 24 HORAS DE MARGEN

Conformense, porque donde más cerca verán ustedes este año a Andrés Luis Roca Rey de Daniel Luque va a ser en Sevilla: uno torea el sábado y el otro, el domingo. Hay algo que no me cuadra de este veto  de 2023 confirmado por el propio peruano a Rosario Pérez en ABC, al parecer porque Daniel Luque le ha faltado el respeto a alguien. (El acusador no aclara ni cuándo, ni dónde, ni a quién, ni en qué terminos).

Y lo que no me cuadra es que antes de eso tan malísimo que por lo visto ha hecho Luque tampoco torearon juntos en 2022, salvo en una tarde de agosto en El Puerto de Santa María con gran triunfo del sevillano, que salió a hombros en solitario. Miren, todo este culebrón no es sino una patraña para seguir esquivando, ante la cada vez más acusada insistencia de las empresas, a un torero portentoso. Una pena, porque de la colisión entre ambos fenómenos saldrían bonitas tardes para el aficionado, que es al que hay que defender.

Dicho esto, ninguno de los dos lo tendrá fácil, pero son unos toreros tan tremendos que serán capaces de superar cualquier adversidad física y mental, al margen de las que presenten sus toros. Roca Rey lleva un verano durísimo desde la espeluznante cogida de Santander. Con el susto y el dolor todavía en el cuerpo tuvo después más volteretas y alguna cornada, y todo ello lo ha ido arrastrando hasta llegar a su cita con Sevilla. Le he anotado en este tiempo faenas redondas y tardes complejas que ha resuelto metiéndose entre los pitones de los toros, algo que no defrauda a sus partidarios. En Bilbao lo pasó mal, pero en Sevilla créanme que echará el resto. Tiene mucha casta este torero.

A Daniel Luque, en medio de una dinámica meteórica de grandes faenas y triunfos memorables, un toro de Montalvo lo frenó en seco en El Puerto de Santa María. Regresó apurando los plazos en Francia, y lo hizo arrasando, pero con el tobillo lleno de clavos ha tenido que parar y llegar a Sevilla menos forzado. Torea el día del adiós del Juli, pero no le veo yo de comparsa…

Y PABLO AGUADO…

Hay un torero que necesita más que nadie un triunfo en esta Feria de San Miguel, y ese torero es Pablo Aguado. Su año ha sido discreto, sin grandes faenas en ferias relevantes, por las que ha pasado de puntillas más veces de la cuenta.

Negar esto sería no querer ver la realidad, pero olvidar que Pablo Aguado es un torero especial, también. Con menos oficio y menos conocimientos que todos sus compañeros de este triplete de tardes, sin embargo tiene la vitola de los elegidos. No es porque sea guapetón y se ponga gomina, sino porque esa dormidera de su tauromaquia, tan grácil, tan natural, tan bonita y con tanta armonía, lo convierte en un torero distinto. Tiene la moneda y esperarlo merece la pena en este mundo de histerias y prisas. La Fiesta te necesita, Pablo.

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