(OPINIÓN)
Por Álvaro Acevedo / Foto: Jorge Vázquez Carral
Una inquietante paradoja afecta al mundo del toro en su relación con la medicina. A medida que ésta avanza, decrece el número de profesionales de la sanidad especializados en la materia. Porque la especialización -Francia es un triste ejemplo en sentido contrario- es vital para acometer con éxito este tipo de intervenciones, muchas veces urgentes y en no pocas ocasiones, con recursos limitados. Si el presente está más o menos asegurado, del futuro cercano -muy cercano- no podemos decir lo mismo.
Cursos de formación, becas, congresos… Toda iniciativa suma a la hora de formar a los nuevos cirujanos, pero también a los anestesistas, enfermeros y resto de personal que compone el equipo médico de una plaza de toros, o de una UVI móvil en un pueblo perdido. Pero no sólo es una cuestión de profesionalización, sino de generar afición o cuanto menos, interés por el espectáculo. No nos engañemos: es mucho más sencillo dedicar fines de semana y gran parte de los veranos a recorrer las plazas de toros de España siendo aficionado, que sin serlo. Y puede llegar un día en el que, por falta de personal sanitario (ya ha sucedido en festejos populares), tenga que suspenderse una novillada o una corrida de toros.
De ahí, por tanto, la importancia de la III Edición del festival que esta tarde va a celebrarse en Moralzarzal. Dice el cartel que es a beneficio de la Sociedad Española de Cirugía Taurina, pero en realidad los beneficiados somos todos.
Las dificultades y desvelos del doctor Enrique Crespo para organizar este festival yo diría que han superado a los que genera su profesión, que no es otra que librar de la muerte a muchas personas, desde recortadores a toreros. Éstos -me refiero en particular a las grandes figuras- tendrían que haberse desvivido por participar sin una sola condición, sin preguntar ni la hora de comienzo, pues del éxito del mismo quizá dependa la vida de algún compañero o la de ellos mismos dentro de algunos años.
Por desgracia, y como viene siendo costumbre, en la mayoría de las ocasiones han sobrado excusas y en otras ni siquiera eso, pues hay quien no ha cogido ni el teléfono, como por otra parte viene siendo habitual. No se les echará de menos: el cartel es cojonudo y la entarda cuesta 20€. Vamos a llenar la plaza de Moralzarzal…
