(OPINIÓN)
Por Álvaro Acevedo
Desde el primer día y en más de una ocasión avancé en este blog las consecuencias que traería para la Fiesta la voracidad cortoplacista de Rafael García Garrido, cuando puso puente de plata a la marcha de MOVISTAR en favor de por aquel entonces MUNDOTORO TV. Como colaborador imprescindible de tamaño dislate aparecía Ramón Valencia, pues de todos es sabido que MOVISTAR hubiera seguido en el mundo del toro si, además de Madrid, no pierde Sevilla.
Pero don Ramón le hizo caso al señorito de la capital, porque por lo visto esta plataforma iba a ser la bomba ya que incluso se iba a poder retransmitir «por Instagram» (sic), cuentan que comentó en una conversación telefónica ante un atónito interlocutor que no daba crédito a lo escuchado. En realidad quería decir «por streaming», pero la similitud fonética de ambos términos dio pie a la confusión de este manchego no parece que muy ducho en redes sociales y nuevas tecnologías, precisamente. En este país, el derecho hereditario ha funcionado con la Monarquía, pero poco más…
Apenas mes y medio después de aquella decisión suicida, le pregunté públicamente en una tertulia a mi amigo y sin embargo abogado de la empresa de Sevilla Joaquín Moeckel, si los gestores de Las Ventas y la Maestranza serían responsables de las consecuencias que acarrearía a la Fiesta una posible quiebra de MUNDOTORO TV. El abogado se puso de los nervios, porque como no tiene un pelo de tonto ya se veía venir la debacle. La quiebra no se consumó dos meses después porque, con el latrocinio sobre Roever ya perpetrado y sin rastro de los cientos de miles de suscriptores que al parecer iban a registrarse a la plataforma, aparecieron Matías de la Puerta y Luis Garzón para intentar salvar un barco que se iba a pique.
Les advertí que ni se les ocurriera dar ese paso, pero lo dieron por un buen amigo y por la Fiesta, que iba a ser el hazmerreír de toda la sociedad si MUNDOTORO TV cierra a los tres meses de que estos dos linces llamados Rafael García Garrido y Ramón Miguel Valencia Pastor despreciaran a un gigante de la talla de MOVISTAR en favor de este recién llegado que para colmo habían traído ellos mismos. Hoy, año y medio después de un trabajo infatigable y la pérdida de varios millones de euros por parte de los inversores, ONETORO propone un nuevo modelo de negocio para hacer viable esta osadía empresarial, pero los propios auspiciadores de la criatura parecen dispuestos a desollarla.
Lo último que se ha sabido es que Ramón Valencia, a través del despacho de abogados del incisivo Moeckel, ha demandado a ONETORO, decisión que no viene sino a confirmar el modus operandi del gestor albaceteño en los últimos tiempos. O sea, a la vez que tiene metido en juicio a la Maestranza no duda en reclamar una prórroga en su contrato de arrendamiento; y días después de airear en declaraciones a Diario de Sevilla su buena disposición para arreglar las cosas con ONETORO, anuncia la presentación de una demanda por incumplimiento de contrato.
Le ampara la legalidad, por supuesto, si bien adviertan que además de llevar a ONETORO a juicio, ha tenido el pésimo estilo de darlo a conocer mediante un comunicado enviado a todos los medios. ¿Sucedió lo mismo cuando demandó a la Maestranza? Obviamente no, pues en el caso que ahora nos ocupa, lo que (además) pretende Ramón Valencia es el desprestigio de la plataforma televisiva. En otras palabras, hacer daño.
Hurgando en la herida, Sebastián Castella se despachó a gusto ante las cámaras de ONETORO en el festival de Vistalegre, poniendo en duda incluso el pago de unos derechos de imagen destinados a las víctimas de la DANA en Valencia, derechos que por cierto la plataforma había ingresado horas antes del inicio del festival. Daba lo mismo: lo importante era seguir desprestigiando a los directivos de ONETORO, erosionando su imagen pública, como así sucedió.
El hecho de que el apoderado de Castella, Toño Matilla, sea socio de Ramon Valencia en una licitación por Santander que les tiene obsesionados, quizá tenga algo que ver en esta fea historia que huele a vendetta (podría decir venganza, pero en italiano se entiende bastante mejor) propia de gente sin principios. Qué daño ha hecho Pedro Sánchez en este país…
