(OPINIÓN)
Por Álvaro Acevedo / Foto: Andrew Moore
Aparte del champán descorchado por no pocos individuos, resulta descorazonador comprobar cómo el comunicado de ONETORO sólo ha servido para dirigir una mirada a cada ombligo particular. O sea, qué pasa con mi parte proporcional de los 150 euros que pagué por 117 festejos, ya que sólo van a emitir 109 de los que prometieron en enero. «CUIDEMOS LO NUESTRO» es el eslogan de ONETORO, y nos lo hemos tomado al pie de la letra. El asunto alcanza tintes surrealistas cuando señores que disfrutan del canal en modo pirata me preguntan que cómo van a ver ahora ellos Sevilla y Madrid. Algunos -esto es ya la muerte a pellizcos- cobran derechos de imagen de la citada plataforma. España es un país de chiste, lo sé.
Pero no es una cuestión de cantidades. También quedan en un segundo plano las decenas, e incluso los cientos de miles de euros que han perdido no pocos inversores en esta aventura de la que ya avisamos en su día que caminaba más cerca de la temeridad que de la audacia. Yo me arruiné con una revista trimestral y después, el blog en el que escribo hoy este artículo en abierto ha sido pirateado a mansalva desde que comenzó a ser bajo registro hace ya casi diez años. O sea, ellos eran empresarios de éxito pero yo sabía de lo que hablaba.
Pero como digo, mucho más grave que desastres particulares que van desde 15 euros a varios millones, es la realidad puesta encima de la mesa, que es lo que ha presentado ONETORO a través de su comunicado, sustentado en cifras categóricas. El panorama es desolador, y de persistir, ahuyentará a cualquier inversor futuro con dos dedos de frente. O sea, después de esta ingente cantidad de dinero tirada a la basura para sostener al sector, a ver a quién le venimos ahora con el cuento de que el toreo es grandeza.
ONETORO no cierra pero ha dicho que hasta aquí llegó la ONG aun a costa de su desprestigio, pues habrá dos ferias anunciadas que no se emitirán y los que se la tenían sentenciada van a hacer toda la sangre que puedan. Los que por lo visto venían a llevárselo calentito o a pegarle un pase al negocio del siglo, han perdido 12 millones de euros, pero da lo mismo: leña al mono hasta que hable inglés.
Supongo que contaban con ello, pero lo drástico de la medida esconde un pulso evidente con empresarios, figuras del toreo y sindicatos profesionales. Si hay una adecuación a la realidad actual (la cuenta de la vieja es que somos cuatro gatos y de los cuatro, tres no pagamos) ONETORO seguirá dando ferias y presentará un calendario quizá incluso más extenso que el de 2024. De lo contrario, echará la persiana y que la grandeza del toreo se la pague al sector otro gilipollas, si es que lo encuentran.
Respecto a la plaza de Madrid, contar con ella es en estos momentos una posibilidad utópica atendiendo a los antecedentes, pues su gestor principal ha sido el que nos ha llevado a esta situación. Conviene saber, en efecto, de dónde venimos, algo que también explicamos en su día en un artículo titulado EL TIMO DE LA ESTAMPITA. Los mismos señores que dinamitaron la relación casi de apadrinamiento que mantuvo Movistar con la Fiesta durante tres décadas, han sido ahora los que se han encargado de abortar cualquier opción de reconducir la relación con ONETORO, la plataforma que ellos mismos auspiciaron pero no financiándola, sino justo al contrario: a costa de engatusar y después saquear a un alemán incauto.
Y el mismo personaje que también en un mes de septiembre pero de 2022 se enfrascó (personalmente y/o a través de sus voceros a sueldo) en una campaña de erosión dirigida a Ignacio Frauca, máximo responsable del CANAL TOROS de Movistar; ahora sigue idéntica estrategia contra los que vinieron a impedir que ONETORO durara exactamente tres meses, cuando el barco se iba a pique y aparecieron Matías de la Puerta y Luis Garzón. En mala hora lo hicieron, porque si esta burbuja de irrealidad revienta al cuarto de hora de arrancar en vez de año y medio más tarde, Rafael García Garrido (y también Ramón Valencia) hubieran salido de aquí con el rabo entre las piernas, mientras que ahora puede que hasta se escapen de rositas. Yo, créanme, voy a intentar que no sea así.
«Si ONETORO no paga antes del 28 de septiembre, no se televisará San Isidro», dijo hace poco Rafael García Garrido a Rosario Pérez en ABC para tirar por los suelos a una empresa que le ha proveído de casi 9 millones de euros en año y medio. «Lo que ofrece Movistar es una ridiculez», dijo en su día de la plataforma que no abandonó la Fiesta ni siquiera en la pandemia…
Este tipo es peligroso y maquiavélico, y amenaza ahora entre bambalinas con crear su propia plataforma televisiva. Para que no falte de nada, el que le apoya desde Sevilla, Ramón Valencia, se ha mostrado en este conflicto tan torpe como medroso, siempre al rebufo del CEO de Plaza 1 antes cuando el pulso era con MOVISTAR; y ahora, cuando se libra contra ONETORO. Estos dos irresponsables pueden hacerle mucho daño a la Fiesta, pero ellos nos dirán que están aquí para salvarla. «MATEMOS LO NUESTRO» podría ser el eslogan del nuevo canal de Rafa y sus secuaces.
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Debo de ser muy torpe , pero aparte de pagar , no me entero de ná.