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VILLASECA DE LA SAGRA, UN GRAN ESCAPARATE

(OPINIÓN)

Por Álvaro Acevedo / Foto: José Luis Cárdenas

Cada año descubrimos novilleros en el Alfarero de Oro, y el último ha sido un gran muletero llamado García Pulido. Villaseca de la Sagra no es una plaza fácil: el público es frío, el novillo sale a veces muy fuerte, no se tolera que la suerte de varas sea un trámite, se anuncian algunas divisas muy complejas y el alcalde no se casa con nadie respecto a la integridad de las reses. Por todo ello un triunfo en el Alfarero no es ninguna tontería, tiene un peso específico por sí mismo. El efecto amplificador de las cámaras de Castilla-La Mancha Televisión hace el resto.

Destacaban ayer desde distintos foros el alcance mediático del ciclo, siendo tendencia en las redes sociales a nivel nacional y con una audiencia de hasta 110.000 espectadores en televisión, con un share que alcanzó el 14,4%. Hablando de novilladas, o sea, del futuro, todo esto alcanza una relevancia bárbara.

Tras el deleite de ver bordar el toreo a Fabio Jiménez el primer día, he de decir que me resultó admirable cómo se arrimaron los chavales encargados de matar la dura novillada de Baltasar Ibán, y en particular Alejandro Chicharro puso encima de la mesa una entrega y una ambición difícilmente igualables. No sé si llegará a no lejos, pero las ganas de ser torero que tiene no se las puede discutir nadie. Tampoco las del mexicano Bruno Aloi, con personalidad y carácter, al que habrá que seguirle la pista.

Al día siguiente podríamos decir que a Jorge Molina, García Pulido y Tristán Barroso sólo les faltó el abrazo para convertirse oficialmente en matadores de toros. De facto, ya lo son. En efecto, los utreros de Montealto tenían trapío de cuatreños, y con ellos se desenvolvieron muy bien los tres novilleros. Molina repitió triunfo por segundo año consecutivo; Tristán Barroso, de debut muy reciente, dejó una grata impresión; pero el que más me llamó la atención fue García Pulido.

El toledano venía de triunfar con una regularidad infalible -dos comparecencias en Las Ventas incluidas- y en Villaseca de la Sagra demostró el por qué de sus éxitos. García Pulido apunta a ser un perfecto ejemplo de torero castellano, excelente muletero, impecable en el trazo, con una tauromaquia que se sustenta en el poderío y en la sobriedad, con un dominio innato frente a sus enemigos. Si evoluciona, podría convertirse en un torero de gran clasicismo. Hoy continúa el serial con la novillada-concurso encaste Santa Coloma, y hasta el cierre con la de Cuadri el lunes se esperan emociones fuertes a diario: suerte para todos.

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